Lo amas o lo odias, así es Cabanillas, un campo que no deja indiferente a nadie y que nos hace sufrir a todos.
El recorrido no es especialmente largo, pero la sensación que vives durante toda la vuelta es que te las estás jugando en cada golpe, bien sea por un búnker, un lago, un fuera de límites o una zona boscosa.
Bien es cierto que las calles son generosas, pero la cercanía del peligro en muchas de ellas las estrecha en nuestra mente hasta el punto de que sólo somos capaces de ver los peligros y, obviamente, nuestra bola siempre hace caso a nuestros oscuros pensamientos y busca esos lugares que anticipan un doble bogey o peor.
El día fue inmejorable, ya que las expectativas eran de lluvia ligera durante un par de horas y finalmente nada de nada, el agua nos respetó, mientras que las nubes que nos amenazaban realmente nos aliviaron de un sol que por momentos nos hizo sudar.
Los que mejor supieron lidiar con el campo fueron José Luis Rivero y Antonio Piedra, en torno a los 40 puntos en categoría masculina, y Fernando Santamaría, en la categoría Scratch, pero en este último caso el mérito es escaso, ya que Cabanillas es su campo de referencia y tanto los animales, como arbustos, árboles de gran tamaño e incluso los caminos y piedras del recorrido juegan a su favor y le proporcionan rebotes favorables.
En la clasificación femenina, Maribel y Lupe lograron encaramarse a los primeros puestos y fueran las única que jugaron a su par o mejor, aunque lo más importante para Lupe sucedió al finalizar el partido, ya que en el sorteo de regalos logró el premio gordo y se llevó un jamón para casa.
Packs de cervezas, bolas, zapateros, tees, toallas, etc, etc.... casi todo el mundo se llevó algo bajo las uñas con gran regocijo de todos los presentes. Nuestro club atrae los premios y no hay sorteo en el que no salgamos triunfadores.
Por equipos, los jóvenes aunque experimentados bandidos capitaneados por Marisa Galán se anotaron la victoria con claridad y marcaron su segunda victoria en la culata de sus palos.
El próximo torneo lo celebraremos en Layos, previsiblemente el primero del año con calor, calor, calor... o sea, que llevad agua de sobra y crema protectora.
¡¡¡Nos vemos en el campo!!!
